jueves

PALOMAS ENCARNADAS

A mi vecino le estalló una bomba bajo el asiento del coche una madrugada que salía del bar de la esquina: fue terrible. Yo no estaba allí, pero me dijeron que la sangre del pobre hombre tardó varios segundos en volver al suelo. También me dijeron que durante semanas se vio sobrevolar la ciudad una bandada de palomas encarnadas. Hubo que espantar los perros para que no engordasen. La Policía apareció enseguida. Los agentes traían un sudario y dos calderos. Un tipo me dijo semanas más tarde que a mi vecino le habían hecho la autopsia con una báscula y una calculadora y que el doctor comentó que sólo podría certificar la muerte del 60 por ciento de aquel hombre. "El día del Juicio Final -dijo-, Dios tendrá que resucitarle con la tabla de logaritmos"